miércoles, marzo 16, 2016

La aparición

por Luciano Doti
 
Valentina de Villefort estaba acostada en su lecho, deliraba a causa de la fiebre que la aquejaba. El Conde de Montecristo, cual Lord Ruthven, la acechaba desde la biblioteca contigua. Era un hombre enigmático, muchos dudaban que fuera completamente humano. Al fin, en la medianoche parisiense de esa jornada, se hizo presente ante ella. La joven lo confundió con una sombra, mas luego lo reconoció.
—Conde, ¿qué hace aquí?
—Soy su protector, he venido a salvarla —dijo, y se inclinó sobre el cuello de Valentina bendiciéndola con el beso eterno. Después, tomó el vaso de agua que había en la mesa de luz y vertió dentro dos gotas de su sangre.
—Beba esto.
Valentina bebió sentada en la cama; su espalda no tenía más velo que su larga cabellera, por delante cubría su busto con una prenda de delicado encaje. La enfermedad iba dejando paso a una sensación desconocida. A lo lejos, el reloj de la catedral comenzó a dar doce campanadas apenas audibles. 
 
Basado en El conde de Montecristo, de Alejandro Dumas.

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martes, marzo 01, 2016

Alimento

por Luciano Doti

—Esta foto es de cuando cazábamos mariposas, rodeados por la siembra. Quizás, las mariposas negras ya nos estaban anunciando algo —dijo Pedro.
Luis notó que a su amigo se le nublaba la vista e intentaba reprimir un recuerdo. Asintió con la cabeza, incitándolo a continuar.
—Fue antes de que llegaran los cuervos —hizo una pausa—. Se comían todo, no dábamos abasto con las escopetas.
—En muchas partes hay cuervos… —intervino Luis.
Pedro lo interrumpió.
—Pero esos cuervos… Hay que haberlo vivido para saber. Aparecían al atardecer, con la luna. Entonces nos encerrábamos en la casa y disparábamos desde las ventanas.
—Entiendo. No podían evitar que se comieran la cosecha.
—No era la cosecha lo único que querían comerse.

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