domingo, marzo 25, 2012

Julien Sorel y Ligeia
por Luciano Doti

Julien Sorel había podido por fin alejarse de la casa paterna. Ese lugar no era el más adecuado para desarrollar su vida, junto a un padre autoritario y unos hermanos que lo maltrataban constantemente. Por otra parte, él era una persona de letras, no un carpintero como el resto de los hombres de su familia.
En el pueblo, había experimentado la pasión desbordante del amor con una mujer casada; mal casada con el hombre más rico de ese pueblo. Tal relación le había dejado una huella indeleble, y le condicionaba su vida sexo-afectiva; de allí en adelante se enamoraría de mujeres refinadas y más grandes.
Ya en París, esa relación, como así también un paso por el seminario, eran vagos recuerdos. Sin embargo, no pudo evitar sentirse atraído por una sofisticada dama que cierta tarde caminaba cerca de él dando un paseo. El misterio de su mirada lo cautivó. Utilizó las influencias de la familia para la cual trabajaba y se hizo invitar a una tertulia frecuentada por ella. Aunque tímido, fue decidido a seducirla. Tras la presentación, supo que su nombre era Ligeia. La dama sonrió gustosa; como buena dominatriz, siempre había sentido predilección por los tímidos.

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